Las secreciones vaginales (o flujo vaginal) se producen en la vagina a partir de dos tipos de glándulas secretoras. La mezcla de estas secreciones forma un moco más o menos líquido, generalmente translúcido con un aspecto ligeramente lechoso, cuya cantidad y composición bioquímica y microbiana varían según el momento del ciclo menstrual y el estado de salud. El color, grosor y olor de los fluidos vaginales cambian según el momento del ciclo menstrual y el grado de excitación sexual (más o menos dependiendo de la mujer y su edad). En el momento de la ovulación, el moco cervical (producido por las glándulas cercanas al cuello uterino) se vuelve más líquido, lo que favorece y acelera el ascenso de los espermatozoides hacia las trompas y el ovario, pero el flujo vaginal se vuelve más espeso y viscoso.

Estas secreciones tienen cuatro funciones: auto-limpieza de la vagina, inmunización contra agentes externos, lubricación y facilitación de la reproducción.