Se han identificado al menos cinco genes CD1 (CD1a, b, c, d y e). Se ha demostrado que las proteínas CD1 restringen la respuesta de las células T a antígenos lipídicos y glicolípidos no peptídicos y desempeñan un papel en la presentación de antígenos no clásicos. El clúster de diferenciación 1a (CD1a) forma parte de una familia de glicoproteínas similares a antígenos del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH) que se asocian a la beta-2-microglobulina. CD1a se une a antígenos lipídicos y glicolipídicos propios y ajenos, presentándolos a los receptores de células T de los linfocitos T natural killer. Los anti-CD1a marcan la histiocitosis de células de Langerhans (histiocitosis X), el sarcoma histiocítico extranodal, un subconjunto del linfoma/leucemia linfoblástica T y el sarcoma interdigitante de células dendríticas del ganglio linfático. Cuando se combina con anticuerpos contra TTF-1 y CD5, el anti-CD1a es útil para distinguir entre neoplasias pulmonares y tímicas, ya que CD1a se expresa de forma consistente en linfocitos tímicos tanto en timomas típicos como atípicos, pero sólo focalmente en 1/6 de los carcinomas tímicos y no en linfocitos en neoplasias pulmonares.