Cortisol, a menudo conocido como la "hormona del estrés", es mucho más que un simple indicador de angustia. Como una hormona esteroide glucocorticoide producida en la corteza adrenal, el cortisol es un regulador crítico de una amplia variedad de procesos fisiológicos, incluidos el metabolismo, la función inmunológica y la salud cardiovascular. Su influencia se extiende desde la regulación de la glucosa y el mantenimiento de la presión arterial hasta las respuestas inflamatorias e incluso funciones cognitivas como el estado de ánimo, la motivación y el miedo.
Funciones clave y mecanismos regulatorios:
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Respuesta al estrés: El cortisol es fundamental en la respuesta del cuerpo al estrés, trabajando con el cerebro para controlar el estado de ánimo, la motivación y el miedo.
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Regulación metabólica: Gestiona el uso de carbohidratos, grasas y proteínas en el cuerpo y aumenta los niveles de azúcar en sangre. El cortisol promueve la gluconeogénesis y la glucogénesis en el hígado.
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Modulación inmune e inflamatoria: El cortisol ayuda a regular las respuestas inmunológicas e inflamatorias.
- Mantenimiento de la presión arterial: El cortisol ayuda a mantener la presión arterial.
Aplicaciones de investigación y significado clínico:
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Síndrome de Cushing: Los niveles elevados de cortisol pueden llevar al síndrome de Cushing, caracterizado por un aumento rápido de peso, debilidad muscular y otros problemas de salud.
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Enfermedad de Addison: La producción insuficiente de cortisol da lugar a la enfermedad de Addison, que se caracteriza por fatiga, debilidad muscular y cambios en la pigmentación de la piel.
- Síndrome metabólico: Las alteraciones en el metabolismo del cortisol, particularmente aquellas relacionadas con las enzimas 11-beta-hidroxiesteroide deshidrogenasa, se han implicado en el síndrome metabólico, la obesidad, la hipertensión y la resistencia a la insulina.